Los problemas de la atmósfera, los desastres ecológicos, la deforestación, la extinción de especies, la contaminación de las ciudades son algunos de los grandes problemas que sufre la Tierra.
El deterioro creciente del medio ambiente es motivo de preocupación no sólo para los científicos que se ocupan del tema sino para todos los hombres. A pesar de los importantes cambios tecnológicos alcanzados en las últimas décadas, el hombre aún no se ha independizado de la naturaleza.
Por ello es necesario un cambio de mentalidad, con el fin de contrarrestar el actual proceso de contaminación y destrucción de los recursos existentes.
Para que los seres humanos puedan tomar conciencia del problema, deben conocer y estar informados sobre las acciones contaminantes que provienen de su actividad habitual, y, por otra parte, cada persona desde su lugar en la sociedad debe contribuir, al menos con pequeñas acciones en la vida cotidiana, a disminuir el deterioro. Sólo así se podrá lograr el respeto y la preservación de la diversidad biológica y llegar a un desarrollo sustentable y equitativo.
Un aprovechamiento inteligente
El petróleo, el carbón y el gas, fuentes de energía utilizadas hasta ahora, proceden de la tierra, no son recursos renovables y provocan un alto grado de contaminación. A nivel industrial abandonar el uso de estos combustibles puede resultar difícil y costoso, -en algunos casos-, aunque tarde o temprano su escasez impondrá la búsqueda obligada de fuentes energéticas renovables y menos contaminantes. Mientras tanto el compromiso puede empezar en cada individuo con el uso de bicicletas, que no contaminan, como medio de transporte, o de autos que utilicen nafta sin plomo, o autos eléctricos -aún en experimentación-. En el transporte público, los trenes y subterráneos constituyen un buen sustituto de los medios de transporte que utilizan combustibles, pues para su funcionamiento necesitan energía eléctrica, que resulta menos contaminante.En los países desarrollados el viento es aprovechado para producir energía eléctrica. El costo de un molino de viento no es bajo pero la ventaja que ofrece en zonas ventosas validan la inversión. En la Patagonia, en el extremo sur de Sudamérica, donde soplan ráfagas que superan los 100 km/h, el aprovechamiento de la energía eólica no está desarrollado, aun cuando constituiría una alternativa excelente.
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